Cómo capitalizar las emociones en el mundo digital.
Los emojis simplifican y agilizan los mensajes entre los usuarios. Para el usuario promedio de internet ya son parte habitual de la comunicación, parecen que están ahí desde siempre, pero no fue hace tanto que se instalaron como un estándar para chatear, mensajear e incluso para responder en exámenes escritos. Los jóvenes son los primeros que se apropiaron de esta forma rápida y efectiva de comunicarse y que se expandió por las redes como un nuevo estándar comunicacional.
Pero los emojis no están aquí solo para comunicar emociones entre las personas: las empresas también pueden enterarse de qué les agrada y qué les molesta de cada uno de sus productos si adaptan su mirada a la tendencia. Facebook, por ejemplo, incluyó cinco emojis además del clásico “me gusta”, lo que permite obtener una rápida respuesta a la aún más rápida bajada de contenidos que cada usuario tiene en su muro. Así es como la inmediatez que ofrece el entorno virtual también puede ser una buena herramienta para concretar ventas en el mundo real: valga como ejemplo una cadena de pizzerías en EE.UU. que ofrece delivery al recibir el emoji de una pizza.
Ante el bombardeo constante de información al que se ve sometido el “nativo digital” es un desafío constante el desarrollo de herramientas comunicacionales que logren captar la atención de nuestros potenciales clientes. Los emojis son una manera menos invasiva y más humana de llegar a nuevos públicos y conquistar nuevos espacios. Después de todo, si una imagen vale más que mil palabras, los emojis entonces sumarán valor a nuestros contenidos.